Si yo pudiera meter en una caja las cosas que valen la pena metería los abrazos inesperados, el olor a mar, a hierba, a gofre y a un buen café recién hecho por la mañana, también los tequieros y los parasiempre, por si a alguien se le olvidan. las tardes de verano, sí, las de julio y agosto, las puestas de sol, salpicarse en la playa, zambullirse en la piscina, las estrellas fugaces, los b e s o s robados pero merecidos, las mañanas en tu cama, la comida de mamá, las agujetas de tanto reír, el dejarse llevar, los tacones altos, las faldas cortas y los pintalabios rojos, y si tiene que hacer frío, que lo haga, pero con tu abrigo en mis hombros, meter las manos en tus bolsillos, los secretos al oído, si tiene que llover que llueva, sí, guardaría los besos bajo la lluvia, los sugus de colores, las sorpresas, quedarte en cama y soñar despierta hasta la hora de comer, despertarme con un buongiorno principessa, las casualidades, el sonido de los pájaros por la mañana y el de las olas del mar, los mensajes escondidos en una botella, hacer pompas de jabón, ponerte millones de alarmitas en el móvil para que no me eches tanto de menos, las confesiones a media noche, pillarte mirándome de reojo, y poder reírme cada vez que lo hagas, adorar uno a uno tus defectos, hacerte la persona más feliz del mundo. Un viaje a Nueva York, a París, a Londres…pero todo contigo
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